LA BODA DE WILL Y KATE

Esta semana no puedo evitar comenzarla hablando de la llamada boda del siglo: la boda entre Will y Kate.

Si hay un evento que me gusta, ese es una buena boda: los preparativos, el protocolo, el vestido, la comida,.... ME GUSTA TODO.

El viernes pude ver la boda en directo, comentando todos los detalles en tiempo real a través de facebook. Fue emocionante ver como llegaban los invitados, totalmente sincronizados. Realmente la organización fue de 10.

Poco después de las 11 de la mañana llegó William. El novio, lució un traje rojo de gala. ¡La cara de enamorados, con sonrisas cómplices me encantó! Su imagen me recordó al principe de El Cascanueces ;)

Kate iba espectacular. Con un vestido de Sarah Burton, sucesora de Alexander McQueen, con escote corazón y encajes en escote y manga larga. Llevaba un semirrecogido muy criticado por saltarse el protocolo, a mi gusto muy bonito ya que era parecido al que lucí yo en mi boda ;) Con una tiara de Cartier y velo corto, la novia escogió un vestido con apenas un par de metros de cola.

Cabe destacar que en los votos se omitió la parte en la que la novia jura obediencia al novio, por expreso deseo de Kate. La boda ha sido más moderna de lo que nos tienen acostumbrados.

La madre de la novia llevaba un abrigo azul con una discreta pamela. Iba muy elegante y acertada. De lo mejor.

Pippa, la hermana de Kate, encargada de los pequeños pajes, llevaba un vestido largo y blanco, algo totalmente impensable en una boda española por estar fuera del protocolo, ya que el blanco es el color exclusivo de la novia. Su vestido, igual que el que lucía Kate, era de McQueen.

Entre los invitados hubo aciertos y errores enoooormes, como el tocado-cornamenta que lució una de las hijas de Sarah Ferguson y prima de Will.

A mi gusto, Camila Parker iba muy elegante, acorde con su edad, con un traje gris perla. Victoria Beckham también me gustó, salvo por los zapatos-andamio que lució (y sufrió) de Louboutin. También quería comentar que la princesa Letizia llevaba un vestido de Varela que le hacía parecer mayor. Creo que el vestido era demasiado simple para una boda de estas características.

Una vez finalizada la ceremonia, los recién casados se dirigieron al palacio de Buckingham para ofrecer a sus invitados una comida. En lugar del tradicional banquete, sirvieron una serie de canapés (unos 15 por persona), una idea novedosa para las que estén preparando sus bodas.

Y para terminar, os dejo una imagen de la tarta nupcial. Como curiosidad os diré que guardarán uno de los pisos de la tarta para el bautizo de su primogénito. ¡¡A ver quién es el valiente que se atreve a comérsela!!